Cuentos de un buzo viejo
En pueblo Salango cerca de Puerto Lopez, justo en el carretera está la casa de un gran buceador don Humberto.
Ya no está buceando, pero hay muchas historias de su increible experiencia de exploración del fondo marino, algunas de ellas presentamos a ustedes...
Cada noche salgo a la orilla del océano, rayos mansos del sol acarician mi rostro y la brisa suavemente agita mis canas… Miro el mar, a las blancas espumas de las olas y mi memoria desvanece transportándose al pasado, cuando era joven y fuerte, cuando podía bucear…ay ay, aquellos tiempos no volverán solo queda el agradable recuerdo de los grandes momentos vividos.
Crecí en una familia de pescadores, mi papa desde pequeño era pescador. Quiero compartir parte de mis historias, llenas de aventuras, emociones y riesgos, pero que aún dejan la agradable sensación que cubría mi cuerpo de adrenalina al remontarme a esa época.
Crecí en una familia de pescadores, mi papa desde pequeño era pescador. Quiero compartir parte de mis historias, llenas de aventuras, emociones y riesgos, pero que aún dejan la agradable sensación que cubría mi cuerpo de adrenalina al remontarme a esa época.
BUQUE NORUEGO
Recuerdo que cuando tenía 11 años, al pueblo llegó un buque enorme de Noruega. Era tan grande, que podía estacionarse solo a 1 milla de la costa y sus bongos eran del tamaño de nuestros barcos de pesca. Durante 6 meses los noruegos llenaron el buque con grasa de ballena y cuando todas las bodegas estaban llenas emprendieron un largo viaje de retorno a su país, contaban que regresaban por el mismo camino que llegaban, este era el estrecho de Magallanes, pues aún no había el canal de Panamá. Parte de la tripulación con la que llegaba el buque decidió quedarse en Salango con miedo a las tormentas impredecibles - dueñas del estrecho. Partió el barco rumbo a casa sin saber lo que le esperaría en su largo viaje, sin saber que la naturaleza se ensañaría con ellos, pasaron los días y recuerdo que en una mañana gris yo estaba sentado a la orilla del mar cuando alguien llego con la triste noticia que el barco noruego no había podido llegar ni a la mitad del camino porque había naufragado. Todos quedaron consternados por la noticia tan triste.
Los días continuaban llenos de color y luz, jugando saltando y revoloteando al son de las olas, sentía como la brisa del mar tocaba mi rostro y los rayos del sol iluminaban mis pasos. Una mañana soleada sentado junto a mi padre en una roca, mirando el mar se acercó un amigo de mi papá, era uno de los noruegos de los que se quedaron del buque, él era buzo y pregunto a papá si quería aprender a bucear, mi papa encantando respondió que sí, después de un tiempo mi padre sabia algunas técnicas de buceo y a medida que fuí creciendo mi padre me enseño todo lo que había aprendido. Era increíble sumergirse en el mar y ver las maravillosas especies marinas que se pueden encontrar en el fondo, peses de colores, arrecifes hermosos, en fin es un mundo maravilloso lleno de paz y relajación.
DIA DE BUCEO, MI PRIMER PESCA DE 118 LIBRAS
Un día de tantos fuimos con mi padre a recoger langostas cerca de una de las islas del litoral. Él se quedó a vigilar compresor del aire, y yo con manguera fui abajo. Cerca de una hora recogiendo langostas, me percaté un movimiento cerca de una roca. Mama mía, 2 grandes peces – guate picaban almejas de la piedra. Intenté acercarse y el más grande dió la fuga en un cerrar y abrir los ojos, y el más pequeño se escondió, acurrucado en una pequeña grieta, sólo la nariz se veía afuera. Caramba, ya es hora para subir, mi padre estaría preocupado... pero no puedo dejar aquí esta gran presa. No tengo arpón, un tridente en este caso no es arma, con manos vacías no puede coger un pez gigante. La solución fue sencilla. Envolviendo anillos de unos 15m de la manguera, decidí utilizar este hilo de la vida, por la que el aire entra desde compresor. Doblándola por la mitad, paso suavemente a través de las branquias y la saco por la boca del pez. En la misma manera paso el palo, para ayudar a empujar la manguera, dejándola en el extremo de la boca, para que no muerda a la manguera. Salió una buena brida. Empecé a sacar lentamente mi nuevo caballito de su grieta. Una vez libre, el gigante comenzó a revolotear. Que miedo... si el gigante arranca, me lleva con manguera y todo, de todas maneras, para subir de profundidad de 10 brazas sin aire es suicidio. (1 Braza - 1,68 m, la distancia entre dedos índices de los brazos extendidos). Tomo las riendas de la manguera cerca de la boca y apretó hasta el fondo. La Bestia, al sentir mi fuerza, se calmó y se detuvo. Poco a poco, como a un caballo manso, lo arrastraba arriba. Finalmente llego a la superficie, aferrándose con ambas manos para coger, comencé a empujarla. Mi padre comprendió en seguida y en cuestión de segundos deslizó la cuerda a través de las branquias del gigante, ya no escapará... Sin una gota de fuerza pero feliz, no es ninguna broma – trofeo de 118 libras, me subí al barco. Ahora puedo relajarme...
ERUPCION VOLVANICA, TRISTE MUERTE DE ESPECIES MARINAS
Un día fuimos a las Islas Galápagos en un pequeño barco para recoger langostas cerca de la isla Fernandina. Por la noche, los cangrejos y langostas salen de la casa a comer, por eso les recogen por lo general en la oscuridad. En 2 horas ya recogimos una buena cantidad, y la próxima vez que me sumergí, de repente sentí unos temblores. Todos los buzos subimos en seguida arriba. Ante nuestros ojos apareció una majestuosa vista – una poderosa erupción volcánica comenzó, todo alrededor se pintó en colores de sangre. Media hora observamos esta belleza, mientras que el capitán decidió irse de aquí, demasiado peligroso. Más tarde me enteré de que, debido a un sobrecalentamiento del agua han muerto muchas tortugas, tiburones y otras especies marinas...
LIBERANDO UNA BALLENA
Hubo un tiempo en que pescábamos tiburones en Galápagos con una red gruesa como un dedo, la célula - 16 pulgadas. Una mañana pasé a revisar la red...upss ... no está. ¿Qué habría pasado? Alguien la tomó con toda nuestra pesca...? Veo cerca de allí en un par de kilómetros punto negro - una ballena. Acercamos con cuidado al mamífero, ahí está – gigante de 15 metros estaba enredado en nuestra red. Extraño, pero la ballena, siendo la mitad en el agua y medio en el aire, dejó arrimarnos como a un muelle sin decir ni “piu”. ¿Cómo hago ahora...? Desde el barco no hay como sacar la red - es demasiado ancha la espalda. Con mucha precaución, con mi amigo bajamos a la espalda del gigante. Sensación qué estoy caminando por el suelo cubierto de plástico. Liberando lentamente al animal de la red, llegamos a la cola, no cabemos los dos con mi compañero aquí, y da miedo - si me pega con su cola, voy a volar hasta Quito sin paradas. Me arrastro de rodillas, con manos temblorosas desenredando poco a poco al animal, aquí la superficie no parece tan sólida. Pasó una eternidad hasta que toda la red se encuentra en el bote. Inteligentísimo animal, sintiendo que es libre, con elegancia y gracia comenzó a sumergirse, como si tuviera miedo de hacernos el menor daño. En unos 50 metros afuera ballena saltó, disfrutando de su libertad, nos dijo adiós girando sobre su eje con la aleta fuera del agua y desapareció en las profundidades del océano. Mi amigo y yo durante un tiempo quedamos parados, felices, despidiendo al mamífero más grande e inteligente del mundo...
NADIE SABE PARA QUIEN TRABAJA. - DESCUBRIENDO TESOROS -
Islas Galápagos tienen muchos secretos. Cada buceador sueña con encontrar un tesoro en el fondo del océano. Hay muchas historias sobre barcos hundidos cerca del archipiélago, los conquistadores que escondían sus tesoros en las islas, pero los buzos y pescadores son muy pobres y sólo pueden hablar sobre montañas de oro que están esperando a su dueño... Un día, recogiendo langostas cerca de una isla, terminando el trabajo, estábamos esperando en el bote al compañero, que ya estaba tardando mucho. Después de un tiempo apareció con una cosa redonda en la mano. Una inspección más detallada determinó que es un ojo de buey, cubierto por el tiempo con piedritas y conchas chiquitas. Mientras que regresábamos al puerto, amigo con mucha atención limpiaba su hallazgo de piedritas. “Parece oro” – bromeó alguien. El color de verdad era un poquito más claro que color de bronce, pero de ser honesto, nadie de nosotros nunca ha visto oro verdadero, entonces llegando al puerto, el buey fue olvidado en el bote y todos nosotros fuimos a tomar cerveza con otros pescadores. Escuchando la historia del descubrimiento, un pescador aconsejó mostrarlo a un amigo que conoce de metales. Pero el amigo en seguida dijo que es bronce, pues quien va hacerlo de oro, no…pero el buey era muy bonito y el amigo lo compró muy barato, gracias a eterna necesidad de beber de los pescadores. Preguntaban una y otra vez, ¿dónde lo encontramos?, ¿cómo ubicar el lugar?, nadie pudo dar una respuesta clara, ya estábamos ebrios. Siguiente día buceamos en el mismo lugar y de curiosidad decidí inspeccionar con más atención el fondo marino. En montaña de piedras distinguí contornos de un barco, pero ya no había tiempo y yo subí a la superficie. Solo después de un tiempo me di cuenta que era un galeón hace un buen tiempo hundido en esas aguas, cuando supe la noticia sobre el pobre amigo-pescador, que compró el buey, comenzó a construir una casa grande y compró un barco pesquero propio.. Nuestros hijos tienen buena amistad con hijo de aquel amigo, y durante una borrachera le contó a mi hijo que el padre apenas vio el buey entendió que era oro, pero tenía miedo de que localizaran la ubicación del hallazgo y para no despertar sospechas. El buey fue partido en pedazos y vendido en Guayaquil y nuestro amigo de un día para otro se hizo rico. El pescador, que hizo el descubrimiento, hasta ahora no sabe que es lo que encontró y sigue trabajando, recogiendo langostas para traer pedacito de pan a su familia. Todavía me acuerdo dónde se encuentra este galeón, año tras año cubriéndose con capas de piedras y hundiéndose más y más en la arena. Cuántos tesoros aún están en el fondo del mar, ¿cuántos serán encontrados?, ¿cuantos seguirán esperando a su dueño en la eternidad…?
CONVERTIDO EN ROCA PARA SALVARME DE UN TIBURON
En Galápagos viven miles, millones de tiburones. Un día soleado estaba recogiendo pepinos del mar de las rocas en el fondo del mar y de repente se hizo oscuro. “Neblina” – pensé, pero en seguida otra vez todo se hizo claro. Mirando hacia arriba, me congelé horrorizado, enzima mía daba vueltas un tiburón enorme de 6 metros de largo, aún no he visto así grande. Alguien contó, que tiburón ataca solo si la víctima se encuentra entre el fondo y superficie. Mientras me acordaba todo esto, el tiburón pasó tan cerca, casi tocándome, que yo tenía que agarrarme a una roca y hacerme uno solo con la piedra. Era un tiburón gris común, que no ataca a los humanos, pero el tamaño… “Que no se apague el compresor del aire” – lo único que tenía en mi cabeza. El pez daba y daba vueltas, achicando los radios y me tocó pasar media hora en postura de iguana enzima de la roca, hasta que el gigante no se marchara.
TIBURONES QUERIENDO ESCAPAR –PESCA DE 136 TIBURONES--
Además de los tiburones grises comunes, en estas aguas a veces aparecen especies agresivas. Un día, íbamos a levantar la red para tiburones, puesta la noche anterior, Oh, veo que está desaparecida, no hay ni un bollo, pero me percate un movimiento en el fondo del mar. Con mi compañero nos pusimos aletas y máscaras y fuimos al fondo a revisar, me preguntaba ¿qué paso?, ¿Sera que el peso arrastro la red hasta el fondo? Al sumergirnos en el mar nos dimos cuenta de que nuestra red de 200m entera con todos bollos estaba en el fondo, ¡llena de tiburones! Entre ellos había una Tintorera de 6 metros, un tiburón agresivo, dicen que ataca al humano. No tenía ni menor deseo acercarme a ella, de todos modos la carga no entraba a nuestro bote. Al subir, llamamos por el radio al barco más grande y subir la red con máquina. Aquel día nuestra pesca contaba con 136(!) tiburones.
ESCAPANDO DE UN CACHALOTE
He estado en mi vida y al frente de un cachalote - otro ogro (comegente), que alcanza una longitud de 12 m (o es tiburón blanco?). Viejos pescadores cuentan que este animal es bravo y rompe barcos. Un día, al ver este animal de 10 metros de longitud, persiguiendo nuestro barco, seguí el consejo de los ancianos, apagamos el motor y nos quedamos paralizados por el miedo, sin moverse durante un rato, viendo la aleta gigante dando vueltas alrededor de nuestro bote. Entonces comencé lentamente a verter gasolina en el mar. Sintiendo la sustancia tóxica, el tiburón peregrino se alejó lentamente en las extensiones marinas, recordándonos una vez más que el océano esconde también peligro en sus profundidades...
MI MAYOR RECORD EN LAS PROFUNDIDADES MARINAS
Los buzos, sumergiéndose en las profundidades del océano, se ganaban la vida, recolección de mariscos, langostas, caza de peces grandes. Pero a veces hay que hacer cualquier tipo de trabajo bajo el agua... Un día me llamaron con mi compañero - no muy lejos de la costa se hundió un barco de pesca que se quebró una tabla del fondo, y en cuestión de minutos, se hundió. Un barco de pesca equipado tiene un buen precio y el dueño, que no quería perder el dinero, decidió levantarlo desde el fondo marino. Para esto era necesario que uno de nosotros atara la cuerda al barco, de ahí levantamiento y transportación no sería nuestro problema. Primero fuí yo a la parte inferior, a una profundidad máxima de este caso - 25 brazas o 42m. Más abajo sin equipo especial no se sumerge. Después de haber pasado esta marca, recién veo los contornos de la nave, Caramba! que aún falta 15-20m ... Bueno, sigo a sumergir, la presión es insoportable, finalmente, en frente de mí está el anillo del mecanismo que sube la red, ato el cabo al anillo... manos casi no se mueven... respiro muy a menudo, ya me falta el aire, el compresor de aire es demasiado débil.
Comienzo armar el nudo... últimas fuerzas... no... es demasiada la presión del agua... ya empiezo ver moscas blancas... Subí, sin una gota de fuerza, me arrastraron al bote. "¿A qué profundidad?" - Pregunto - "33 brazas..." – me dice socio, mirándome con ojos que quieren salir. Expliqué la situación - el nudo no está terminado de armar, vamos Gregorio, ahora es tu turno, yo ya no puedo. Mi compañero pone la máscara y va hasta el fondo. La eternidad pasó hasta que apareció su cabeza en la superficie. Me mira con una sonrisa, si, entiendo, nadie ha bajado a esta profundidad, es imposible. El nudo está listo, nuestro trabajo se terminó con éxito, de paso poniendo récord de sumersión sin equipo especializado... Al día siguiente de nuevo nos llamó el dueño del barco, al levantarlo, la cuerda se rompió. Dispuesto a pagar bien si atamos ahora un cable metálico. No, gracias, yo todavía quiero vivir, a esta profundidad ya no voy a volver. Gregorio también niega con la cabeza, pero asesoramos a propietario ir a Salinas, para pedir ayuda a los marinos, ellos tienen equipos especiales de sumersión. Siguiente día fuimos a Salinas. Nadie nos creyó que estábamos en esta profundidad. Todavía atando nudos. Los marinos negaron a bajarse a más de 50 metros ni con equipo, han dicho que es imposible. Y el barco se quedó en el fondo del océano, pero yo y Gregorio ahora somos campeones de buceo en el pueblo...
Dejando atrás 34 años de experiencia bajo el agua, hace 6 años he dejado de bucear profesionalmente, pero después de pasar la mitad de mi vida en el agua, un año tuve que sumergirse a una profundidad pequeña 2-3 horas al día, haciéndolo cada vez con menos frecuencia. Ahora estoy construyendo botes de madera y pequeñas embarcaciones. Pero a veces tomo la máscara con tubo, aletas y salgo en mi bonguito pequeño al mar, para sumergirme en el pasado, cuando yo era joven y fuerte, cuando podía bucear...